¿2005, una oportunidad perdida?
Es previsible que el año 2005 no vaya a ser un año económicamente malo por cinco razones: (1) El efecto inercia, ya que se ha dado un proceso de crecimiento aceptable en el 2004; (2) El lento desinflado de la burbuja inmobiliaria. Además, el retraso de obra nueva a realizar que se vendió sobre plano en 2004 permitirá mantener un ritmo aceptable (si bien cada vez menor) en un sector fundamental para la economía española; (3) El efecto multiplicador de la bajada de tipos de interés acaecida en 2004. En este sentido, siempre que el BCE no suba tipos, todo irá bien para la economía (y las familias cada vez más hipotecadas) españolas; (4) La previsible moderación del precio del petróleo dada la estabilidad (y esperemos retirada de las tropas de Estados Unidos y aliados) de la Guerra de Iraq; (5) Los efectos positivos para Alemania tras la incorporación de los países de Europa Central y Oriental (PECO) a la UE-25, lo que favorecerá el relanzamiento de la economía germana a partir de la mejora del saldo de la balanza comercial. En este sentido, la absorción externa impulsará a la economía alemana y esta locomotora tirará de la UE, lo que nos beneficia. Podremos así compensar desde esta vía los perjuicios económicos, principalmente para nuestros agricultores y regiones económicamente más desfavorecidas, derivados de la pérdida de los fondos estructurales; y (6) El IBEX-35 ha comenzado el camino hacia conseguir los 10.000 puntos (¡por fin!. Menos mal que funciona la Teoría Económica).
Dadas estas perspectivas sería posible alcanzar tasas de crecimiento del 3-4% anual, lo que nos acercaría aún más a la media de la renta comunitaria. Pero ante la ausencia de un rumbo concreto en política económica del Gobierno actual, el fuerte aumento del SMI, la indiciación salarial (¿por qué no se fijan en el fracaso de la scala mobile italiana?) y dado que Solbes hizo aún lo más difícil: llegar a la estanflación, puede que perdamos la oportunidad de alcanzar esas tasas de crecimiento, por lo que previsiblemente nos quedaremos hacia un poco más de la mitad (2-3%) o incluso menos si se prolonga la locura nacionalista vasca. Una locura que esperemos no se extienda a Cataluña. Veremos a ver qué sucede.
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