martes, octubre 18, 2005

Historia de una sinrazón: el caso de Ikea en Cataluña


Os dejo la noticia tal y como salió en prensa. Un saludo,

El Tripartito quiere que Ikea hable catalán
Periodista Digital
Viernes, 14 de octubre 2005

Cuenta Higinio Mosteiro en Epoca que cuando el fundador de Ikea, Ingvar Kamprad, llegó a España para inaugurar su primera tienda, los directivos de la multinacional le reservaron una lujosa habitación en el Ritz. El sueco cogió las llaves, subió a la suite y echó una ojeada. Con cara de pocos amigos volvió a la recepción. “¿Cuánto cuesta mi habitación?”, preguntó. La respuesta le enfureció. No podía consentir semejante gasto. Y no porque observase algún defecto en la estancia. Sino porque Kamprad, uno de los hombres más ricos del mundo -hoy ocupa el puesto número seis, según la revista Forbes-, sabe, desde que se dedicaba a vender cerillas, que para ganar más hay que gastar menos. Y aplica el cuento. ¿Imaginan ustedes la cara del emperador del mueble cuando se enteró de que en una parte de España era necesario traducir su famoso catálogo de productos al idioma regional?

El pasado mes de febrero, la Generalitat de Cataluña abrió un expediente sancionador contra la filial española de Ikea por distribuir su catálogo de productos sólo en castellano. Desde entonces, el tripartito mantiene un pulso con los suecos para que apliquen estrictamente la normativa lingüística y traduzcan el catálogo impreso a la lengua de Josep Plá. El Gobierno catalán pretende llevar hasta las máximas consecuencias el expediente, y no duda en aplicar la ley con el máximo rigor, según la información a la que ha tenido acceso Higino Mosteiro y que publica la revista Epoca. Por ello, Ikea ha puesto en marcha su maquinaria jurídica, que ya ha preparado un extenso dossier con todas sus alegaciones.

Las cartas están sobre el tapete. Pero ahora ha entrado en juego un grupo de presión. Se trata de la Plataforma per la Llengua, una asociación que vela por que todas las empresas instaladas en Cataluña usen el catalán. Desde su página web anuncian una campaña para solicitar a los catalanes que denuncien a la multinacional sueca. Incluyen un modelo de reclamación para facilitar la labor a todo aquel que quiera quejarse. Por ahora, ya han conseguido que varios directivos de Ikea se sienten en una mesa de negociaciones y se comprometan a adaptarse a la normativa.

Esto sucede pocos meses después de que el catálogo de productos de la temporada 2006 llegase, en castellano, a los buzones y a los quioscos catalanes. Porque traducir el catálogo supone una importante inversión y requiere la aprobación de los máximos dirigentes de la empresa. “No se trata de un problema político, es una estrategia que debe dirigir nuestra compañía”, confirman fuentes no oficiales. Su catálogo ha sido impreso este año en 25 idiomas diferentes y, con 145 millones de ejemplares, se ha convertido en la publicación con más tirada de la historia. En Ikea, el expediente les ha cogido por sorpresa.No comprenden a qué viene tanta cabezonería cuando, en los últimos años, han intentado adaptarse al modelo catalán. Sus dos tiendas de la región, situadas en las localidades barcelonesas de Hospitalet de Llobregat y Badalona, cumplen rigurosamente la normativa lingüística en cuanto a señalizaciones. Además, este año han traducido su página web y la versión on line del catálogo al catalán. Pero parece que esto no es suficiente.

La guerra entre el Gobierno catalán y la multinacional recuerda el descorazonado duelo que en la anterior legislatura mantuvo el ex president Jordi Pujol con los grandes productores cinematográficos. Quería que doblasen sus éxitos de taquilla al catalán. Al final, fue el Gobierno regional quien corrió con los gastos. Aunque sólo fue una batalla. Ahora se ha abierto un nuevo frente en la guerra del cine. La ministra de Cultura, Carmen Calvo, afirmó hace unos meses que prefiere destinar los fondos de su ministerio a traducir películas made in Spain en otros idiomas transfronterizos para poder fomentar el cine español al otro lado de los Pirineos. La respuesta del conseller de Relaciones Institucionales de la Generalitat, Joan Saura, no se hizo esperar: acusó a la ministra de tratar el catalán como una lengua marginal. Pero las cifras hablan por sí mismas. El pasado año, según datos de la Generalitat, los espectadores de cine en catalán descendieron un 23% respecto al 2003. Ikea se suma a una larga lista de empresas expedientadas o sancionadas por no cumplir la normativa lingüística.

La empresa de comunicaciones Correos sufrió y pagó la política catalanista. En septiembre de 2004, fue sancionada con 30.000 euros por no tener varias de sus oficinas regionales señalizadas en catalán. A otras empresas, como Pascual o Coca Cola, les han obligado a traducir los envases de sus productos. La Plataforma per la Llengua ha comenzado una campaña mediática en la que recomienda a los consumidores no comprar las marcas de cerveza que utilizan sólo el castellano en sus etiquetas (San Miguel, Estrella Damm). Además, con el mismo propósito, ha montado una exposición itinerante para denunciar a las multinacionales que no traducen sus anuncios o el etiquetaje de sus productos, entre ellas se encuentran compañías de la talla de Coca Cola, Nestlé, Kellogg’s o Bayer.

Españolidad inaceptable

Cuenta María Rojo que bajo la sombra del pretendido nuevo Estatuto catalán, la Delegación del Gobierno en Cataluña prohibió la organización en Barcelona el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, de una reunión festiva y pacífica, bajo el lema “Lo normal es celebrarlo”.
La convocatoria era una iniciativa popular sin vínculos con ningún partido político donde, de manera ordenada, se pretendía realizar una marcha de coches que ondearan la bandera española. Su único fin: mostrar el deseo de sentirse españoles en Cataluña, haciendo uso del derecho a la libertad de expresión amparado por la Constitución.
Sin embargo, el Gobierno catalán considera que estas reivindicaciones de la españolidad de Cataluña suponen una “provocación inaceptable” y pueden derivar en “alteraciones de la seguridad ciudadana.

1 comentarios:

Blogger gileramxr ha dicho...

Esta campaña, vista desde fuera de Cataluña, me parece excesiva. Pero al mismo tiempo no me parece mal que multinacionales tan multimillonarias como multi-irresponsables (Ikea una de ellas), pasen por el aro del poder político. No te preocupes Jose que Ikea no se marcha de Cataluña.

La pena es que no paguen por lo que realmente hacen al medio ambiente, a los empleados, a los proveedores y a la sociedad en general.

11:31 p. m.  

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